4.4.08

Naturaleza, Darwin y … ¿la cobertura?


-¡Asombroso descubrimiento botánico acontecido en medio de “Parque Centrel”, el famoso parque de “la gran pera”!-

-¡Científicos de todo el mundo anonadados ante tan maño hallazgo!-

El día de ayer será considerado dentro de los círculos naturalistas del mundo como un antes y después en el reconocimiento a las teorías evolucionistas de Darwin.

“La naturaleza se abre camino” que decían en alguna película de la que no quiero acordarme del título; y nunca mejor dicho, la naturaleza busca y revuelve en su cajón evolutivo para darle salida a especies que se encontraban en seria amenaza de disiparse en la memoria de la vida.
Este extraño fenómeno vegetal, al que ya se ha bautizado como “Celulosam Movil.is Celularis”, por lo evidente de su vegetal fisiología, se presenta como un pequeño pero robusto árbol frutal común, salvo por lo extraña de su elección para dar forma a sus semillas … ¡tienen forma de teléfono móvil!
Incluso a mi, ahora que escribo la presente me suena ridículo, pero el hecho es que tras confirmarlo in situ varios científicos, las autoridades han decidido acordonar la zona y crear una burbuja estanca que mantenga la mejores condiciones para el espécimen y su estudio, ya que temen que al intentar evacuarlo a una zona séptica y controlada pudiera afectarlo de alguna manera.

Los dilemas que a priori se plantean ahora algunas de las mentes más brillantes del planeta son: ¿hasta que punto estamos afectando a la naturaleza, para que sea de ésta singular manera en la que se adapte? ¿Hemos llegado a un punto de comunión entre hombre, naturaleza y tecnología? ¿Aberración o supervivencia? ¿Es dulce o amarga? … así mismo, en espera de respuestas más concretas en cuanto se refiere al descubrimiento las autoridades, aunque siempre de manera extraoficial, afirman que el descubrimiento lo ha realizado un científico local.

El científico en cuestión, John T. Orange, se quedo boquiabierto ante la extraña forma de la fruta en un mercado local, la cual atribuyo a una burda y nueva campaña publicitaria más; a pesar de lo cual incrédulo, intrigado y tras una charla con el propietario del local solicito al mismo que le pusiera en contacto con su proveedor para poder entrar en detalles, pero tras reticencias iniciales (y una soterrada amenaza a sanidad) cual fue su asombro tras averiguar que el proveedor, no era mas que un “apañado sin techo” que intentaba ganarse un paupérrimo sustento, vendiendo una “novedosa” variedad de fruta que “el mismo cultivaba”. Tras muchos infructuosos intentos consiguió contactar con el individuo del que hasta ahora solo conocemos su nombre de pila, “Fructuoso” … irónico ¿verdad? Quien (tras algún que otro soborno y bocadillo) reticente y finalmente condujo al científico a una apartada arboleda del nombrado parque donde se encontraba su “casa” y lugar donde se encontraba el árbol, el cual finalmente se ha descubierto que supuestamente ha crecido de forma espontánea y libre albedrío natural, ya que el Sr. Fructuoso, reconoció encontrarlo “tal cual” al llegar allí y decidió sacar provecho a la situación, en palabras del mismo “Fructuoso”: “-(…) ¿Qué mal iba a hacer, yo lo probé primero y aquí me tiene? ¿Y que tiene de malo aprovechar para sacarme algo de dinero. Nadie dijo que estuviese prohibido … y además, deberían ponerle mi nombre al árbol de marras, que para eso lo descubrí yo, es como si fuera mío, no? Tendrían que pagarme un copyright de esos, por cada una de esas frutas que cojan de mi árbol, (...)-”. Tras una primera impresión científica, T. Orange, a simple vista y con un básico criterio botánico, no reconoció ninguna intervención humana en el proceso de crecimiento; ni moldes aplicados durante el crecimiento de la fruta, sin injertos visibles, …
En definitiva, el árbol parece una de esas imposibles quimeras mitológicas, una espontánea evolución de la naturaleza que, nunca mejor dicho “llama” nuestra atención de inverosímiles maneras, ¿tendremos “cobertura” para entender lo que nos quiere decir?
Mientras tanto, tendremos que conformarnos con la poca información que van proporcionando (a cuenta gotas) tanto las autoridades locales como las agencias gubernamentales y medioambientales implicadas, que no quieren prematuras teorías catastrofistas que alarmen a las organizaciones defensoras de la naturaleza que están por otra parte empezando a hacer acto de presencia en la zona, así como organizando múltiples manifestaciones “en contra del impacto del hombre en el medio” y de la “campaña de desinformación” que existe en lo relacionado al descubrimiento.
Sin más y a la espera ofrecerle de dicha información les convidamos a ser capaces de localizar alguna de las frutas que fueron vendidas antes del descubrimiento (ya que la mayoría fueron retiradas antes incluso de hacer publico el descubrimiento por mera prevención sanitaria), ya que una imagen vale (literalmente ya que el que consiga la fruta o su foto se hará de oro) más que mil palabras y como decía mi abuela y en este caso nunca mejor dicho, …


… “un sabor, bien puede valer una indigestión”.



(Bienvenidos a ... "Relatos de lo inesperado" ... lo que es, será o podría ser ...)

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